Stanley Kubrick: 'Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú?'

Una vez estrenada ‘Lolita’, Stanley, se documentó a fondo durante varios años sobre estrategia nuclear y llegó a la conclusión de que nadie tenía idea de nada y de que la situación era totalmente absurda, pero, por otro lado, a Kubrick, los mecanismos de la guerra le parecían intelectualmente fascinantes.

En 1962, adquirió los derechos cinematográficos de ‘Red Alert’ (‘Alerta Roja’), una novel·la de Peter George que Columbia Pictures distribuiría.

En el año 1964, en medio de la Guerra Fría, Kubrick rodó ‘Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú?’, una comedia de humor negro que parodiaba la carrera armamentística de ése periodo.

Kubrick se declina por adoptar un punto de vista crítico e irónico sobre la historia que explica, pero sin eliminar en ningún momento la credibilidad, y aunque el argumento del film sea terriblemente dramático y serio, todos los hechos que se relatan resultan, en un sentido estricto, creíbles.

‘Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú?’, de la misma manera que ‘Fear and Desire’ y ‘Senderos de Gloria’, se tratan de películas bélicas marcadas per la estética del cine negro. La fotografía del cine negro disminuye les luces de apoyo, creando así contrastes y juegos de sombras sorprendentes, así como también endurece y marca más los rasgos favoreciendo la creación de ángulos insólitos. Pero cabe destacar que Kubrick rechaza la noche americana para crear una oscuridad más auténtica.

En ‘Senderos de Gloria’, la historia giraba alrededor de una orden absurda surgida de la enfermiza mente de un general, la cual resultaba imposible de detener y que acababa desencadenando en una desgarradora tragedia. En el film que nos atañe, otro general enloquecido ordena la muerte de millones de personas ajenas al conflicto, ambas películas tenían la concepción de que el sinsentido de la guerra se debía, en parte, al orgullo i a la arrogancia de los generales. Al igual que en aquel caso, aquí existen militares razonables (allí el coronel Dax, y aquí el oficial Mandrake o el propio presidente de los Estados Unidos), pero sus acciones se revelan inútiles contra las estructuras a las que ellos mismo se ven obligados a someterse. Pero el hecho qué las distancia notablemente es, sin ningún tipo de dudas, el tratamiento de la historia: en el film que analizamos, el tono del guión se sitúa a medio camino entre el realismo y la farsa sería, sin llegar nunca al límite del ridículo. El humor y la comicidad del film no se deben tanto por el trágico y brutal desarrollo de los acontecimientos sino por la descripción caricaturesca y exagerada de los personajes.

Durante todo el metraje podemos encontrar diversas ironías visuales y discursos que se contradicen  con el mundo real mostrado. (“La paz es nuestra profesión”, anuncia un cartel situado en medio del campo militar donde se llevan a cabo  los sanguinarios combates; “¡Señores!, no se peleen aquí, ¡esta es la Sala de Guerra!”, exclama el presidente de los Estados Unidos; la máquina expendedora de Coca Cola tiene un eslogan que dice “pausa y refréscate” mientras el coronel Guano la dispara y la destroza; les dos bombas del B-52 están respectivamente denominadas “Hi There” (un saludo homosexual) y “Dear John” (“Querido John”, como si se tratara del encabezamiento de una carta que da por terminada una relación).

Les palabras dichas y escritas proporcionan a Kubrick, y a nosotros, una conexión segura con la realidad. Cuando están ausentes, como en ‘Senderos de Gloria’, ‘Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú?’, ‘2001: Una odisea en el espacio’ o ‘El resplandor’, las películas habitan en el más inquietante y remoto de los mundos de Kubrick, el de la violencia gratuita y la fantasía sobrenatural donde todos los lazos se rompen y quedamos a la deriva en un universo hostil.

En ‘Teléfono rojo’, los sistemas destinados a proteger al hombre de la destrucción serán la causa de su muerte, más generalmente el héroe "kubrickiano" dispone a los peones con una estrategia impecable, que, sin embargo, lo conducen a su propia perdición. El amor de Kubrick por las máquinas procede, quizás, de su desconfianza hacia la debilidad humana ya que, para él, la racionalidad de los mejores sistemas tecnológicos, siempre está socavada por el error de un operador.

En ‘La naranja mecánica’ y ‘2001: Una odisea en el espacio’, los personajes viven en mundos cerrados, aislados, cómo recluidos en celdas que no se comunican. Esta opresión y aislamiento se convierte en un factor clave en el desarrollo de la historia, ya que como los tres lugares (el bombardero B-52, la base de Burpelson y la sala de guerra), están rigurosamente separados, las relaciones entre ellos son aleatorias y problemáticas, y por eso acaban desembocando en malentendidos y, posteriormente, en tragedia.

Spoiler

Recuperando la comparación entre ‘Senderos de Gloria’ y ‘Teléfono rojo’, al final de todo, después de fracasar en el intento de evitar la crisis (tres hombres ejecutados/el fin del mundo), vuelven a la rutina sin haber aprendido absolutamente nada. En ‘Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú?’, el embajador ruso continua espiando y el general Turgidson sigue preocupado per la grieta sembrada de minas que separa EE.UU. de la U.R.S.S.

Quizás el hombre puede cambiar el mundo, pero él seguirá siendo el mismo.

Conclusión

‘Teléfono rojo’ es una magistral película que se considera como un punto de inflexión en la carrera de Kubrick, donde muestra su progresiva pérdida de interés por el hombre (preocupación muy latente en películas como ‘Senderos de Gloria’, ‘Espartaco’ y ‘Lolita’) y empieza a centrarse más en la creación de personajes en provecho de la moraleja, las marionetas y las máquinas (como en ‘La naranja mecánica’, ‘2001: Una odisea en el espacio’ y ‘La chaqueta metálica’).

Una obra maestra ineludible del gran maestro.

Puntuación: 8.5